martes, 1 de diciembre de 2015

TRES POEMAS DE SUSANA BENET


LO OLVIDADO 

Cómo amo los lugares olvidados.
La calleja que ya nadie transita,
el íntimo cobijo de las cuevas,
el fondo rumoroso del barranco
donde el agua se estanca y los insectos
tejen islas brumosas en el aire.
Tenderme en el pretil de antiguos puentes,
revestidos de zarzas y hojarasca
y escuchar cómo zumban las abejas
en la calma fragante del romero.
Acercarme al misterio de las casas
donde no habitan más que los rosales.
deshojándose lentos en la tierra.
Internarme ligera en la espesura
de secretos parajes, donde el paso
ávido de los hombres no perturba
la paz de los guijarros, ni el festivo 
desfile del espliego por las sendas.
Y, atravesando el filo de la tarde,
emprender el camino de regreso
sintiendo que, de pronto, me acompaña
la vacua plenitud de lo olvidado. 



HUMO  
                                       A José Luis Parra, in memoriam

No estás aquí, tan solo queda
una delgada sombra
al lado de la mesa donde tú
antaño te sentabas.

Bajo esta escasa luz te vuelvo a ver:
la espalda contra el muro,
la mirada prendida
en el hilo invisible de unos versos
que, en solemne silencio,
envuelto por el largo
humo del cigarrillo,
absorto, deshilabas.



MADRE

Con qué tierno cuidado
protege a su bebé
del sol con la sombrilla
y arrulla en la toalla
el vulnerable cuerpo.

Después pliega la ropa
sacudiendo la arena
y se vuelve un instante
a contemplar el mar.

No puedo ver su rostro,
pero sé que posee
el rostro de las madres
pacientes, que se inclinan
como se inclina el árbol
al sostener sus frutos.

            de "Lo olvidado". Editorial Frailejón, 2015
     para saber más de la autora: http://susanabenet.blogspot.com.es/



jueves, 26 de noviembre de 2015

JOSÉ LUIS PARRA

                                             Foto de Susana Benet

NOCHE DE NOVIEMBRE

CÓMO se identifican el otoño
y mi melancolía. Por la noche, antes de acostarme,
desnudo el corazón
al veredicto de los años.
Y es justa la sentencia: soledad;
soledad para el hombre que no supo erigir
los sólidos cimientos
de una vida habitable.
                             Pienso en ti,
tardío fruto del amor
ahora que el deseo languidece. Oigo al viejo
arrastrar sus gastadas zapatillas,
camino del lavabo,
por el pasillo crepitante de hojarasca.
Mentiría, no obstante, si dijera
que escucho la llamada de los muertos.
Sólo el viento iracundo de noviembre
y el seco restallar de las persianas.

   de “Los dones suficientes”. Editorial Pre-Textos.


UN ARTÍCULO DE SUSANA BENET SOBRE SU VIDA Y OBRA: aquí




martes, 20 de octubre de 2015

TRES POEMAS DE PEDRO SEVILLA


ESCRIBIR ES SEMBRAR

LLEGABA por las tardes, al sol puesto,
y sin decirle nada me sentaba a su lado
porque junto a su pecho se esfumaba mi angustia
y también porque olía su ropa a sol y a lumbre,
a campo y a honradez.

Cuando el sol era ya sólo un recuerdo
volvía del trabajo con su eterno cigarro,
con sus blancas camisas jornaleras,
y mientras preparaba mi madre agua caliente
y él ponía en la radio las noticias,
yo me daba a pensar, a imaginármelo
esparciendo semilla entre los surcos
que luego el sol, el agua y la paciencia
mudarían en verde y en espigas,
en pan para las dulces meriendas de los niños.

Por eso ahora lo imito. Y por eso
ahora que soy mi padre
esparzo estas palabras
en el raro silencio de un cuaderno,
les pongo el corazón y espero que germinen:
que la escritura alcance madurez cereal
y que un día alguien pueda,
como un trozo de pan y de memoria,
hacer de estos poemas su alimento.



UNA FLOR EN TUS MANOS

CON la destreza milenaria
que gastáis las mujeres en los ritos
de la vida y la muerte,
has subido hace un rato a la azotea
para arreglar las flores,
maltrechas y ahogadas de hojas muertas
tras el penoso invierno.

Es abril y renacen los sentidos.
Todo es verdad ahora,
todo se ve y se huele,
 mientras tus manos mullen la tierra en las macetas
para sembrar como quien duerme a un niño,
como quien tapa a un muerto,
plantones de geranios, de endebles gitanillas,
de romero.

Luego, cuando terminas,
con las manos de tierra y el rostro iluminado,
preguntas si me gusta, y te sonrío.

Cómo no ha de gustarme, Josefa, si es lo mismo
lo que tú haces conmigo cada día,
lo que haces con mi alma…



BÚSQUEDA ETERNA

COMO se entra en los muslos que uno ama,
con turbación y miedo,
buscando salvación, placer, ternura,
consuelo, vida, muerte,

así he entrado en los libros,
abriendo, acariciando, desgarrando,
en busca de palabras sanadoras,
de signos, de senderos luminosos,

asaltándome siempre,
muy dentro del abrazo o el poema,

la misma pesadumbre,
el mismo hondo silencio.


    de “Serán ceniza”, Libros Canto y Cuento.

miércoles, 7 de octubre de 2015

TRES POEMAS DE VICENTE GALLEGO


CAMPOS DE GIRASOLES

                             A Sebastián Mondéjar

Con qué cuerpo de antorcha,
con qué desfachatez los girasoles
han hecho de los campos cosa suya.

Nunca fue sometido por las llamas,
en tan alta justicia gobernado,
un pedazo de tierra.

Ríndete, corazón,
que reina la belleza arrasadora.



TIERRA MOJADA

                        A Reinaldo Jiménez

Batidos por la lluvia,
los senderos del monte bajan llenos
de pulpa casi dulce.

Tierra carnal, bermeja, arrebolada,
cómo hueles así, que no se logra
decir a qué nos hueles, cuánta vida
se derrama en tu aroma, tierra nuestra
porque no eres de nadie y nos perfumas.



BIOGRAFÍA

Pasando aquí las noches,
a solas con el campo he terminado.

Enjuagando tomates
y oliéndoles la verde rama oscura.
Pelando mis patatas y poniéndolas
en trato de favor con unos ajos.

Y aún puedo permitirme
dar gracias con un tinto
que refresco con hielo y que me endulzo
con gajos de naranja y de limón.

Se diría que no he llegado lejos,
pero buscadme aquí,
perdido en la primicia de mi alma.


         de "Saber de grillos", Editorial Visor.


miércoles, 30 de septiembre de 2015

DOS POEMAS DE EUGÉNIO DE ANDRADE


 PLAZA DE MALÁ STRANA

AMO estas palomas, estos niños.
La eternidad no puede ser de otra manera:
palomas y niños haciendo
de la luz incomparable de la mañana
el lugar inocente del poema.



CASA EN LA LLUVIA

LA lluvia, otra vez la lluvia sobre los olivos.
No sé por qué ha vuelto esta tarde
si mi madre ya se ha ido,
ya no viene al balcón para verla caer,
ya no levanta los ojos de la costura
para preguntar: ¿Oyes?
Oigo, madre, es otra vez la lluvia,
la lluvia sobre tu rostro.


         de Blancura, Editorial Polibea

sábado, 26 de septiembre de 2015

TRES POEMAS DE JOSÉ MATEOS





LAS LÁGRIMAS DE AGOSTO

Quién no lo habrá soñado en esas noches
de turbia soledad, bajo el hechizo
terrible de una luna indiferente,

como en aquella noche de verano
lo soñé yo, con empañados ojos,
en un cuarto sin luz, lleno de libros,
pidiendo a un Dios ausente lo imposible:

una puerta al regreso, una salida.



CANCIÓN 5
                  (Diálogo en la oscuridad)
                                               
Todavía algunas noches,
padre mío, me despiertas
y me preguntas, temblando,
como a través de la niebla,
si ha de venir algún día
para ti la primavera.

-¿Es que no sabes que has muerto,
que donde estás no florece,
cuando es abril, la semilla,
aunque en el campo la entierres?

Y contestas: -"Hijo, ¿cómo
me hablas estando yo ausente?
¿A quién de los dos, entonces,
está engañando la muerte?”



PRIMAVERA EN EL AIRE

Creías que la niebla y el mal tiempo
no acabarían nunca, que en tu casa
no volvería a entrar la primavera.
Y esta mañana, mira:
un año más florecen los cerezos;
álamos y castaños tiemblan ya de hojas verdes;
el aire huele a juventud y a huerta;
y el río, antes dormido bajo el hielo,
vuelve a correr al sol, más limpia el agua.

Sólo el brochazo de esas nubes negras
parcelando la sombra, monte arriba,
te advierte que esta pausa termina en otro invierno.
Y aunque el frío y el mal tú los conoces,
inocente y feliz como el jilguero
que ahora recita versos de amor a un Dios extraño,
-escúchalo- también bajo otras nubes,
tu pobre corazón canta por dentro.

                            
         del libro “Reunión”. Editorial Comares
Para saber más del autor: http://josemateos.es/


martes, 8 de septiembre de 2015

UN POEMA DE MIGUEL D´ORS

INSECTOS

Qué cerca cada instante, qué mezclados
con nuestras vidas, y a la vez qué ajenos,
los insectos.
                 Las moscas machadianas,
inoportunas, tercas, en los ojos,
en la nariz del muerto; los mosquitos
que también participan a su modo
en las lunas de miel, las vacaciones,
las rupturas de muchos de nosotros;
las pulgas que en la ropa de Cervantes
compartieron con él el cautiverio;
la mariposa intrusa en un partido
histórico de fútbol —a ella nunca
la expulsarán del campo—; la carcoma
que roía la mesa en que Galdós
iba escribiendo su Misericordia;
las chinches que en las pútridas trincheras
del frente de Gandesa aquel agosto
del año 38 recibían
también el fuego de ametralladora;
la momentánea avispa que atraviesa
el caballete de Monet; el grillo
que ahora mismo entreteje su compás
con el compás humano de estos versos.

Qué cerca cada instante, qué mezclados
con nuestras vidas, y a la vez qué ajenos.
                                                20-IX-2010

  de Átomos y Galaxias, Renacimiento.

martes, 11 de agosto de 2015

VICENTE GALLEGO


AGOSTO EN SU CIMA


AGOSTO  está en su cima. El fósforo del sol rasca los montes. Las piedras crepitan a coro con las cigarras como carbón ardiendo. Duele la luz como si entrara por los ojos un estaño candente, y los oídos se consumen en su horno de laja. El cielo es tierra firme. La tierra se ha rajado el vientre, y se ve que le daban consistencia los pájaros del fondo. Tumbado bajo un olivo, sesteando en la hora vespertina, una espiga entre los dientes ha hecho un solo sentir de todo esto. Mi carne huele a ti y se sabe tuya, temperatura exacta del delirio.

De "Cuaderno de brotes". Editorial Pre-Textos.

martes, 4 de agosto de 2015

DOS POEMAS DE JOSÉ MATEOS

HIJO

¿PARA venir a este mundo
en qué otro mundo habrás muerto,
hijo? ¿Qué voces te arrastran
y quién te echará de menos
allí, donde nadie sabe
que estás aquí y eres nuestro?

¿Cuántos días, cuántas noches
vivirás, mi dios pequeño,
junto a nosotros, oculto
y reclamado por ellos?



CANCIÓN EN VOZ BAJA

EL día grita.
La noche calla.
Pero la tarde
me habla en voz baja:

cómo se mueven
contra la nada
del sauce blanco
sus tiernas ramas.


De "Cantos de vida y vuelta" Editorial Pre-Textos.

lunes, 20 de julio de 2015

UN POEMA DE JOSÉ MANUEL BENÍTEZ ARIZA



CONCIERTO


AHORA pulsa el canalón
y la nota metálica percute
en algún olvidado sentimiento de culpa.

Tan sólo yo la oigo.

Avanzo un paso más y me sorprende
un rumor de corriente subterránea.

(Una mano rasando un arpa.)

Y luego soy yo mismo el instrumento,
y suenan en mi espalda las notas en sordina
de un pizzicato tenue,

mientras la calle entera alza su canto unánime de río desbordado.

Me he cruzado con hombres embozados
que venían, quizá, de apalear a un mendigo
o de robar un banco.

A esa mujer la tela de la falda
se le ciñe a los muslos
como los pliegues de una túnica
al cuerpo de una estatua.

Mi deseo resbala entre las piernas.

La ciudad se deshace.

Como ropa mojada
pesan sus injusticias sobre mí.

Suena un redoble de tambor.

Y no me canso de escucharte,
ensimismada multiinstrumentista,
lluvia.

    De “Panorama y perfil”. Editorial Libros Canto y Cuento

martes, 7 de julio de 2015

TRES POEMAS DE JESÚS MONTIEL


VISITA AL MUSEO

Niños terrícolas del siglo treinta:

mirad lo que llamaban los antiguos un bosque.
Entonces las especies vegetales
brotaban a su antojo de la tierra,
se hermanaban formando laberintos
rebosantes de vida.
Los árboles crecían, se estiraban
como sueños borrachos de tormenta
y en sus copas el viento cantaba con el pájaro.

-la extrañeza les abre la boca y la mirada-

mirad lo azul que entonces era el cielo
-se escuchan expresiones de sorpresa-
la belleza del campo amanecido.
Observad las estrellas coronando la noche,
flotando como adornos navideños
de un altísimo abeto.

Mirad un hombre de hace nueve siglos
absorto en la visión de unas montañas.

-¿Qué fulge en su mirada? ¿Qué luz hay en sus ojos?-

Es lo que los antiguos llamaban el Asombro

      
de "Placer adámico". Servicio de publicaciones Universidad Complutense de Madrid.






MONÓLOGO DEL PARADO

        NO siembran ni cosechan
las jodidas palomas que se hartan
del maná que las mesas de los bares prodigan
-me alegra que esos niños
interrumpan su cena
                              detrás de una pelota-.

         No hilan ni trabajan esos lirios
que se ponen de agua hasta las cejas
revestidos de lluvia en los parterres,
ni tampoco los árboles que orillan la avenida
ni este horrible mosquito
que succiona mi sangre atribulada.

Yo que siembro los mapas de currículos
            y trenzo con angustia las hojas del futuro,

cruzadas las fronteras del Edén
no puedo tan siquiera someterme
al mandato divino
          de ganarme sudando el alimento.


                               de "Insectario". Ediciones Rialp. Adonáis. 







NOTICIA

AYER eras un hombre cotidiano.

Suponiendo la vida para siempre
el tiempo lo ocupabas
rumiando las facturas,
y escalabas las horas que se iban
-alpinista del tedio-
como el agua de un río que nunca desemboca.

Mas de pronto la vida te sacude
igual que puñetazo
cambiando la expresión adormecida
de tus días normales
                              por otra de sorpresa.

Te dicen que tu hijo tiene cáncer
y un hombre desigual
-recóndito hasta entonces-
ocupa tus jornadas preguntando tu rumbo.

Y empiezas a dudar del horizonte.

Descubres que en la niebla del futuro
se esconden las murallas
tramposas de la muerte.

     de "La puerta entornada". Editorial Libros Canto y Cuento.
     

jueves, 4 de junio de 2015

DOS POEMAS DE ANTONIO MORENO

ÁRBOLES

PORQUE tan de raíz lo han hecho cuerpo suyo,
amamos de los árboles lo mismo que ellos aman:

el silencio del sol y de la tierra
y el sonido del agua.



AUTORRETRATO EN UN TREN

NO hay nada personal en este almendro, todo florecido
junto al verdor oscuro de un naranjo y el sol de media tarde,
pero es como si en tal rincón se hallara lo que es más mío.

Miro el verdín que crece entre la luz húmeda de la tierra,
y el color de los frutos, y algunas diminutas flores blancas.
Y queda mi reflejo en el cristal mientras el tren se aleja.





jueves, 26 de marzo de 2015

VICENTE GALLEGO


Escuchando la música sacra de Vivaldi
                                  A Carlos Marzal y Felipe Benítez
Como agua bendita,
como santo rocío tras la noche de fiebre
lava el alma esta música con su perdón sincero,
fluyente arquitectura que en el aire vertebra
la ilusión de otra vida
salvada ya para gozar la gloria
de un magnánimo dios.
De lo terrestre naces,
del metal y la cuerda, de la madera noble,
de la humana garganta
que estremecida afirma la hora suya en el mundo;
y sin embargo vuelas, gratitud hecha música,
evanescente espíritu
que en el viento construyes tu perdurable reino.
Si algún eco de ti sonara en nuestra muerte...
En mitad de la muerte suenas hoy,
cadencioso milagro, pura ofrenda de fe
en honor de ese dios que no escucha tu ruego
o que escucha escondido, tras su silencio oscuro,
la demanda de luz con que el hombre lo abruma.
Y si no existe un dios,
¿quién inspira en tu canto tan cumplido consuelo,
extraña melodía de blasfema belleza
que a los hombres sugieres su condición divina,
para qué sordo oído
—cuando sea ya el nuestro desmemoria en el polvo—,
en mitad de la muerte, orgullosa plegaria emocionada,
celebras esa frágil plenitud
de no sé qué verano o qué huérfana espuma
feliz
de aquella ola
que en la mañana fuimos?

                                          de Santa deriva

martes, 10 de marzo de 2015

UNA RESEÑA

Una reseña de "Cine mudo" en el imprescindible blog de José Luis Morante. Estoy muy agradecido por su sabia lectura. Para leer, aquí.