AMO estas palomas, estos niños.
La eternidad no puede ser de otra manera:
palomas y niños haciendo
de la luz incomparable de la mañana
el lugar inocente del poema.
CASA EN LA LLUVIA
LA lluvia, otra vez la lluvia sobre los olivos.
No sé por qué ha vuelto esta tarde
si mi madre ya se ha ido,
ya no viene al balcón para verla caer,
ya no levanta los ojos de la costura
para preguntar: ¿Oyes?
Oigo, madre, es otra vez la lluvia,
la lluvia sobre tu rostro.
de Blancura, Editorial
Polibea
Una vez más, tomamos prestados para ZdeP. Gracias y un cordial saludo.
ResponderEliminarGracias a vosotros, ZdeP, por compartir.
ResponderEliminarSaludos.
Hermoso poema
ResponderEliminar