Hay una libertad primera:
la de estar callado.
Y otra tal vez más alta:
la de permanecer muy quieto
escuchando el murmullo de todo lo que vive.
Pero cuando compruebo esa verdad tan simple
vienen gentes y en coro
gritan que les ofendo,
que no hay mayor insulto que negarse
a compartir el gesto y la palabra.
Yo les contemplo, muero un poco,
y por respeto a ti, Señor, sigo callando.
la de estar callado.
Y otra tal vez más alta:
la de permanecer muy quieto
escuchando el murmullo de todo lo que vive.
Pero cuando compruebo esa verdad tan simple
vienen gentes y en coro
gritan que les ofendo,
que no hay mayor insulto que negarse
a compartir el gesto y la palabra.
Yo les contemplo, muero un poco,
y por respeto a ti, Señor, sigo callando.
De “Hainuwele y otros poemas”
Una gran poeta. Gracias por compartir este poema.
ResponderEliminarUn abrazo
Tienes razón, María. Me tiene fascinado. Un abrazo!
ResponderEliminarNo hay mayor sabiduria que la de permanecer callado... Pero aquellos incapacez de reflexionar sobre su entorno y a los que les asusta encontrarse con ellos mismos pretenden que todos actuen igual, calificando de desvinculamiento a aquel que no baila a la musica de ellos, gran postura nos induce el poeta al apuntar que a pesar de todo el sigue imperterrito en su silencio...
ResponderEliminarMatan por momentos, al pretender quitarnos la primaria libertad de permanecer callados y quietos, de permanecer con nosotros. Fantástico poema ...
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