Foto de la red
En mi familia nadie escribe versos,
excepto yo,
aunque sí dicen frases resonantes,
bien recitadas, por supuesto,
como: “recoge tú la mesa,
hazte la cama alguna vez
y tira la basura y ya que vas
mira el buzón, por si alguien te recuerda”.
En mi familia sólo yo colecciono versos
y voy anotando los que me motivan
por si algún día llego a ser poeta,
como el que empieza así: “¿cuándo piensas levantarte?,
que oigo cada mañana atardeciendo
y que recojo y me lo apunto,
pues éste me molesta, al fin y al cabo
¿no es eso la poesía, que provoque?
Parece que no saben que no duermo,
escucho sólo y cuando estoy en reposo
escojo un lápiz que no escriba
y elijo la pared más blanca y pinto,
a veces caras, casi siempre algún signo torpe,
incluso un verso, pero no a menudo,
que orgulloso les leo y que no entienden.
Sacian el hambre masticando
y se inspiran mirando la nevera,
pues en mi casa se recita el jueves,
hay paella y de postre un flan casero
y al final una siesta literaria
donde se ronca mucho verso libre
que es lo que ahora está de moda,
dicen, sin sinalefas, ni metáforas,
que casi nadie sabe lo que es eso.
A su manera sí que escriben, incluso sueñan,
pues ambas cosas van en relación,
aunque utilizan líneas uniformes para ello.
Yo en cambio escribo en vertical,
de arriba abajo, como si eligiera
estar bajando a no sé donde,
aún a riesgo de no encontrar peldaños,
aún sabiendo que el fondo nunca llega
por más que escriba
aún queriendo que sea así,
bajando para nada.
¿heroísmo?
Hace 48 minutos