LA ZARZA ARDIENTE
Como en aquel principio,
cuando creía yo -tan joven era-
que todo comenzaba y acababa;
igual que entonces,
tan sólo cabe hablar acerca de este fuego,
acerca de esta hoguera inagotable
en cuya combustión todas las vidas
-cada nombre añadido,
cada nueva existencia-
vienen a ser carbones,
misteriosa resina,
ramas partidas, leves,
cortos, exiguos trozos de madera.
No existe, no conozco, nunca he visto
mayor verdad que el brillo sin pausa de esta lumbre.
Tan sólo importa el fuego,
este fuego voraz
donde arde el día,
que calcina las noches
lo mismo que sus seres y las olas
y el oído que ahora, en este instante, las escucha.
Porque después de tanto, consumida
la mayor parte de mis horas,
noto con claridad que me hallo ardiendo
en esta llamarada,
que soy crepitación,
arte y parte del fuego inextinguible,
pues yo también sin duda soy de fuego,
y todo cuanto digo,
cuanto he querido ser en este mundo,
mis actos redentores, mis palabras
-que nunca fueron mías-,
la conciencia,
el amor que me lava, los afectos,
todo ha sido carbón, tributo y dádiva,
la suma de una llama
en este gran incendio.
De “Lo inesperado” Editorial Renacimiento, 2022
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