EL ROBLE
I – Economía de los bosques
ANTES, joven, el árbol se cerraba
como un puño. Sus ramas fuertes, juntas,
formaban una copa impenetrable
que apenas conseguía hacer temblar
el viento. Sus raíces se clavaban
firmes como puñales en la tierra,
profundas hasta el centro.
Ahora, tras la estación dura del año,
abre sus ramas, viejo y mustio, casi
dejándolas que caigan por cansancio,
como un abrazo a lo que venga: lluvia,
insectos, pájaros…que no atrapaba
cerrando el puño. Rinde ya su cuerpo
a la muerte y ofrece su cadáver
abierto a que lo habiten. Ya florecen
los brotes verdes de esta economía:
pequeñas criaturas colonizan
su muerta arquitectura de raíces
y ramas, como los soldados usan
de establo los vestigios de algún templo
sagrado y milenario.
II – Ritos de invierno
EL roble sigue en pie, negro y enjuto,
cubierto por la última nevada.
Con las ramas quebradas por el viento,
como una mano inmensa y esquelética,
pide limosna al cielo, mendigando,
calor al aire frío de la noche.
De repente, la luz lunar le viste
su desnudez, le colma. Alzan sus dedos
delgados la hostia blanca de la luna,
temblando, como un sacerdote anciano
que celebra sus últimos oficios,
los ritos del invierno. Pordiosea
resurrección.
de "La lucha por el vuelo" Ediciones Rialp, 2017
de "La lucha por el vuelo" Ediciones Rialp, 2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario