miércoles, 4 de noviembre de 2009
LLEGARÁ ESE DÍA
Los bueyes se nos aparecen muertos;
en sus patas llevan anudadas cuerdas de barro
y de su cuarteada piel sobresalen aguijones de preguntas.
Los bueyes son lentos y tienen cuellos hinchados y ojos esparcidos,
como el que testifica en su contra.
Un cabello también crece lento
y cuando cae, el aire se renueva
e incluso así,
con esa cadencia,
genera sombra y movimiento.
Todos los dioses nacieron de un cabello,
un único hilo,
comienzo de todo,
embrión y silencio,
madeja de rotas puntas
donde el fin es aparecer,
aunque sea en la intermitencia de un parpadeo
y usen ropajes deshilachados
y un perfil de rasgos puntiagudos.
Los bueyes, a solas,
se visten con sotanas y alzacuellos blancos
y caminan lentos, vaporosos,
como una digestión errónea
o el humo de una vela mal quemada,
y en silencio recogen presentes que encuentran
y preguntas que no contestan
y no saben que de su lengua bífida
ya les cuelga el día y la hora
de un presente sin dueño.
Etiquetas:
Poesía
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Hola, compa,
ResponderEliminarpasaba a saludarte y decirte que no te desanimes, que sepas que te leo y que los principios siempre son un poco ingratos pero lo que cuenta es la tenacidad.
Un abrazo,
Segis
Hola, Segis.
ResponderEliminarGracias por pasar y por no dejar tu crítica, pues me das miedo, je, je ,je.
Ya ves que el blog está como en cuarentena, pero ya intentaré trabajarlo.
Un abrazo, amigo.