LA FIESTA
(Primavera
de 1408)
QUE seas siempre para mí como el rocío,
como los lirios del campo, como los árboles silvestres.
Que en mi boca seas siempre
más dulce que el fruto de la higuera.
Porque antes de verte
yo era una voz que clamaba en el desierto:
¿de dónde vendrá mi auxilio?
Mis días eran como los del caracol que se desliza y pasa.
Mis días eran esfuerzo y tristeza.
Antes de verte
yo alzaba los ojos a las montañas y gritaba:
¿dónde estoy?
Entonces llegaste como llega puntualmente
la lluvia que riega el suelo,
la nieve que cubre los campos de Rusia.
Que en mi vida seas siempre
vapor que sube de la tierra,
mano que esparce la semilla,
aguacero.
de “Andréi Rubliov”. Ediciones Rialp, 2020
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