NEVADA
LA noche quiso darme una sorpresa
y, al despertarme, el mundo apareció
transfigurado: ¡nieve!
Recubiertos
de blancura y silencio, los montes, los caminos,
las ramas despojadas del nogal
y los contenedores de basura,
todo era diferente, nuevo, como
si otra vez fuera a comenzar la vida.
Pero de todo ello
lo que me conmovió por más adentro fueron
-quizá porque de un modo misterioso
me hablaban de mí mismo,
de mis versos, no sé, de mi presencia
en el tiempo-
las leves
huellas de los gorriones en la acera.
17-1-2015
de “Manzanas robadas”
Renacimiento, 2017
Ramón decía (greguería) que las gaviotas dejan la playa llena de asteriscos. Esta vez los asteriscos son más pequeños, y no arenosos sino níveos.
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