Mirar el libro
para saber lo que acontece en él.
Abrirlo:
una apertura siempre es un comienzo.
Juntar las letras en su posición,
respetando las comas y su ritmo.
Sentir la historia
como quien siente un pulso que no calla.
Palparse la dilatación.
Parar
en el punto primero que encontremos
y coger aire,
poco, pues viene la continuación.
Seguir la línea de la frase
uniendo línea, idea, idea y línea.
Y llegado al final del texto
notar el vértigo
de lo que dice y que no pone,
la sensación del límite del habla.
eso que está pero no vemos.
Cerrar el libro
como quien cierra un hecho consumado.
En ese instante, en un lugar cualquiera,
habrá quien abra el mismo libro
aunque leerá distintas letras.
Guardar el libro:
en la ventana se posará un pájaro.
Que bonito poema, buenos consejos.Feliz domingo
ResponderEliminarhola José,
ResponderEliminaralgunas no se tienen deseos de cerrar el libro porque la historia es tan simpática como para continuar leyendo. Algunas veces es pero muy necesario! Si llegas a tu parada de autobús, por ejemplo^^
un abrazo^^
¡y AÚN TE ATREVES A DECIR QUE ESTO NO ES UN POEMA? GRACIAS POR DELEITARNOS DE ESTE MODO.
ResponderEliminarPues menos mal que no es un poema uffffffffff
ResponderEliminarRitual indispensable, tanto como leerte.
ResponderEliminarBesos
Marian
Me recuerda éste poema,a algunas lecturas que leí en los libros de Azorin.hay claridad y nitidez en tu poema,José Antonio,vale la pena leer
ResponderEliminarlo que tú escribes.Saludos y,Hagamosle el Aguante la poesia!!!
Nicolás Soria
El final del poema - ése metafórico pájaro - es otro comienzo. En tu línea, muy sugestivo.
ResponderEliminarEsto es un señor poema!!!
ResponderEliminarBesos, José Antonio.