¿Por qué me mira así? Sólo hice lo que me pidió. ¿Por qué no le pregunta a ella? Ande, pregúntele, aunque seguro que no le dirá nada. ¡Qué bien la conozco! Mire cómo cabecea, cómo gesticula, pero ve, no dice ni pío. Todo pose, ¡si lo sabré yo! Sólo le pido que se atenga a los hechos, nada más, y, sí, efectivamente, no niego que me comiera su lengua pero insisto que fue ella la que me lo pidió cuando me dijo:
-Soy toda tuya, venga, cómeme enterita.
-Muy bien.
Y usted bien ha de saber que un contrato, aunque sea verbal, es un contrato.
Si es que hay que saber leer entre líneas. Una pregunta existencial ¿el sentido figurado, figura que tiene sentido? ...
ResponderEliminarMadre mía!!!! a esto se le llama literalidad ;) buen recurso. Un abrazo.
ResponderEliminarExiste dos dichos jurídicos al respecto: uno de origen germánico que expresa "Que la mano se atenga a la mano", que traducido implica "Busca tu confianza donde la dejaste"; y el otro, proveniente del Ordenamiento de Alcalá, sobre el respeto a la palabra dada y que indica "De cualquier manera que el hombre se obliga, queda obligado".
ResponderEliminarEl micro es muy bueno, José Antonio. Un personaje en los brazos de la psicosis. Unas palabras metafóricas en el alud de la pasión que sirven de pasto a la tragedia.
Medido y efectista, como ha de ser un buen micro.
Un beso.
Desde que el mundo es mundo los hombres se la pasan comiéndoles las lenguas a las mujeres....siempre esgrimen que son ellos quienes lo piden(dios creó a Eva sólo para que Adán tuviera alguien a quien echarle la culpa) y en algunos casos incluso es verdad.
ResponderEliminarDe todos modos el relato también funciona si nos ceñimos al sentido literal. Me gustó
Abrazo
Amiga Vera, el sentido lo da quien lo lee. Aunque me quedo con el tuyo, ese comerse la lengua, entiendo que metafóricamente.
ResponderEliminarGracias y un abrazo.
Hay hombres que sin quererlo, sin proponérselo, anulan a quien comparte su vida con ellos. Se le comen no solo la lengua, son capaces de llegar mucho más lejos y entonces es cuando llega el desastre.
ResponderEliminarUn micro genial amigo José Antonio.
Saludos
Hay gente que se tomas las palabras demasiado a pecho. Muy buen microrelato.
ResponderEliminarSaludos.
Pues creo que esa mujer ya no podrá hacer más contratos verbales. Parece un episodio matrimonial de la vida de Hannibal Lecter, desde luego tu breve relato tiene una intensidad y sopresa final que demuestran una gran maestría en el género.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, compañero.
Sin pedido, ni ruego, alguna vez Tyson se quecó con un trozo de oreja de Holyfield... Bien se justifica satisfacer el pedido del ser que uno ama, no ?
ResponderEliminarOh, por Dios !!! Las cosas que imaginasss.
Buen relato y justificado muy bien "el silencio"
Te abrazo
Se lo tomó al pie de la palabra e hizo lo que le sugirió.
ResponderEliminarOriginal micro, enhorabuena
Besos
Una entrada muy buena. Suscribo las palabras de Luis, hay hombres que sin proponérselo o proponiendoselo anulan totalmente a la persona que tienen al lado, que penoso.
ResponderEliminarUn saludo
Si te lo dijo...
ResponderEliminarUn amigo, solía decir en sus tertulias, un contrato suele ser una sentencia.
ResponderEliminarUn abrazo
Malos tiempos para los hombres cumplidores.
ResponderEliminarQue poca sensibilidad tiene la sociedad con ellos.
Saludos.
Por eso los contratos tienen cláusulas y sin ellas que haremos? Digo literalmente...
ResponderEliminarSaludos José Antonio.
Humor negro, pero a la vez simbólico.
ResponderEliminarUn abrazo, M.
Por la manera de cabecear y gesticular de ella, la debió tener calva.
ResponderEliminarSalud, suerte y libertad