viernes, 23 de noviembre de 2018

DIOS EN LA POESÍA ACTUAL (Antología)




DIOS DE LO PEQUEÑO

SEÑOR de las galaxias más remotas,
las que no tienen nombre,
las que apenas existen;
TÚ que gobiernas las Enanas Blancas
y las Supergigantes;
Tú que forjaste el asteroide oscuro
capaz de destruirnos con un roce;
Tú que detonas cada Supernova;
Tú que amontonas Agujeros Negros
en las pupilas ciegas de este Cosmos,
¿por qué esta margarita?

(Inédito)
DANIEL COTTA



TRAS LA COMIDA

NO sé nada,
pero si Dios existe,
si se encuentra en algún lugar
es aquí, en este cuarto
al que entra el sol poniente
unos minutos antes de ocultarse.

Dios sobre la caoba
del mueble iluminado,
en el verde trasluz
de las macetas que hay en la ventana,
en esas manos jóvenes
que sirven el azúcar,
metido en la madera, ya madera,
y en ese pelo oscuro
junto a una piel muy blanca.

Si es que existe un lugar
o un tiempo para Dios,
es justo aquí,
es justo ahora cuando lo contemplo.

No sé nada.
Ni por qué escribo esa palabra, “Dios”
para hablar de una dicha
con algo del dolor que nos asalta
en el momento de la despedida.

Polvareda, 2003
ANTONIO MORENO



VIEJAS HISTORIAS

AQUELLOS episodios de la Historia Sagrada
que de pequeño oía en el colegio
y que en casa, más tarde, repasaba despacio
me fascinaban siempre. Llenaban de hermosura,
de muy fuertes y opuestas emociones
-y quizá de algo más, de algo sin muerte-,
al niño retraído y soñador
que en mi ser habitaba. Qué intenso y sugestivo
el universo elemental y exótico
en el que transcurrían. Allí supe
del dolor y el amor, de sangre y fuego,
de plagas y diluvios y guerras y milagros,
de justicia implacable y de misericordia.
Luego, ¿dónde se fueron las vívidas estampas
que en mi alma bullían? Poco a poco
el tiempo fue empujándolas a ciertos arrabales
últimos del recuerdo (que son ya casi olvido).
Y muchos, muchos años, otros rumbos anduve.
En ocasiones, ahora, retirado en mi cuarto,
leo y releo la Biblia buscando no sé qué,
buscando, por instinto, agua de vida.
Y reencuentro en sus páginas los relatos que brotan
–tan frescos como entonces, tan dulces, tan terribles–
del fondo más remoto de mí mismo.
De nuevo me consuelan, me espantan, me subyugan.
Por los viejos caminos pedregosos
de Judea y Samaria, bajo un sol de leyenda,
o en la ribera azul del mar de Tiberíades,
los ojos de aquel niño que yo fui
se cruzan con los ojos de Jesús cuando pasa.

Antes del nombre, 2013
ELOY SÁNCHEZ ROSILLO


de “Dios en la poesía actual”. Ediciones Rialp, 2018
Edición de José Julio Cabanillas y Carmelo Guillén Acosta.  

6 comentarios:

  1. Si pudiera escribirse
    "de su boca no salió infamia
    ni con sus manos causó dolor
    ni destiló su corazón inquina";
    si eso pudiera escribirse sobre
    su tumba,
    su barro,
    su osamenta;
    si eso pudiera escribirse sin
    reserva,
    torsión
    ni desmemoria…;
    entonces sí: entonces
    ante él o ella
    yo
    me postraría.


    http://crateres.blogspot.com/2009/10/entonces-si-por-saiz-de-marco.html?m=1

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  2. Un poema muy bonito el que has compartido. Gracias Zumo de Poesía.

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  3. Qué buenos poemas nos regalas. Muy bien escogidos, aunque todo el libro es magnífico.
    Besos,
    Susana

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  4. Tienes razón, Susana. Es un libro magnífico.
    Un abrazo.

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  5. Eres inmensidad si miras lo mas pequeño
    inmersión si tiendes las manos al Universo.

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