domingo, 16 de octubre de 2016

DOS POEMAS DE SUSANA BENET




NO SE ATREVEN

No se atreven mis manos ni mi boca
a celebrar lo que la vida ahora
generosa me ofrece.

Incrédulos mis ojos
desvían la mirada.
Tan rara es la alegría.
Tan fugaz el placer cuando se alcanza.

Qué fácil ser feliz y qué difícil
será después
condenar al olvido tanto gozo.



TRES EN RAYA

Parece que los gatos
andan inquietos esta tarde
de pronto oscurecida.

Con paso silencioso
exploran los rincones de la casa,
olfatean el aire tensando las orejas,
atentos, excitados.

Los tres, con indolencia,
se mueven, se entrecruzan
ejecutando un juego, una danza
sutil y misteriosa.

Sobre un eje invisible
que atraviesa el salón
se acomodan los tres, equidistantes.

Inmóviles reposan
hasta que el rayo, repentino,
estalla en el cristal de sus pupilas
y rompe en un instante
la exacta formación.

        

de "Lo olvidado". Editorial Frailejón, 2015, de Colombia.
Se acaba de editar en formato digital en Uno y Cero Ediciones: 
http://unoyceroediciones.com/libros/lo-olvidado/

lunes, 10 de octubre de 2016

DOS POEMAS DE JOSÉ LUIS PARRA



BODEGÓN DE UNA NOCHE DE VERANO

Cómo se arrugan, sigilosas,
imperceptiblemente,
las peras, las manzanas,
en el cristal imperturbable; cómo
se mancha y ennegrece el amarillo
de los plátanos
                         y se ablanda
la pulpa, el fulgor de las cerezas…
Si fueran más agudos tus sentidos
sin duda escucharías,
en esta quieta noche de verano,
el incesante juego de la muerte
incluso en la aparente consistencia
del frutero.
                 Y tú aquí, sudoroso,
medio desnudo,
fumando sin sosiego en la cocina;
tú aquí, presa rendida, ya atrapado
por los feroces lebreles del tiempo;
tú aquí,
coronando sin gloria esta sombría
naturaleza muerta.



INCLINÁNDOME

Inclinándome, sí,
al clima de los años, al peso de las ruinas
de la carne, encorvado en mis carencias,
como el sauce que roza en la corriente
el reflejo fugaz de lo vivido.

Inclinándome, sí,
con reverencia, agradeciendo
la presencia del escaso auditorio,
el temple y alegrías que me han dado
en esta feria bufa, ignominiosa.

Inclinándome, sí,
ante el misterio y su verdad ambigua
y su belleza fugitiva y ciega,
no con rendida servidumbre
sino con refinada cortesía.

Y cuando la certeza al fin se imponga
de que no habrá más horas ni más días,
salir como una sombra
salir, pero inclinándome,
salir sin titubeos de la escena.

"Anunciación del aire" ha sido publicado recientemente por la editorial Frailejón de Colombia.

sábado, 2 de julio de 2016

ANTONIO CABRERA. DOS POEMAS



CORTEZA DE ABEDUL

TRAJE a casa, hace tiempo,
un poco de corteza de abedul.
Aun reseca conserva la misma palidez
a la que fui a asomarme entonces, gris
de octubre y bosques fríos, lavado por las nieblas;
no ha perdido tampoco las trazas de aquel rosa
tenue. Está muerta                                
                           a la manera viva
de la materia vegetal, de corrupción difusa.

Traje a casa corteza de abedul 
para tener al lado, junto a todo lo mío,
una cosa que fuera lo contrario
a mí,
antídoto de mí, piel convocada
de algo que me enfrentó y toqué, salud
venida de lo ajeno, un bien sin aura,
el sello de un presente en su verdad más simple:
el árbol y delante yo, y un hueco
separándonos, aire separándonos.

Corteza de abedul que fue abedul tan sólo,
mientras yo, siendo yo, acercaba mi mano.




INSTANTE DEL CANTO RODADO
                 (Alto Tajo)

DESTACABA entre muchos. Me acerqué.
Un guijarro cilíndrico y ferruginoso.
Pensé en las consabidas coincidencias,
en los años, los siglos, los milenios
que se necesitaron para darle
la cualidad aquella, la pátina oxidada
que me hizo descubrirlo.
Y pensé en la madeja
que habría estado devanando yo:
qué senda en garabato,
qué inconscientes distancias
se habrían ido tejiendo
hasta ponerme en su proximidad.
Sobre mi mano, solo, recibía
toda la luz de la mañana hincada
en la orilla del río.
De sus imperfecciones derivé
cristales inconclusos. De sus grietas,
excusas geológicas. Era una esquirla más
del Todo, pero daba a esa totalidad
un papel secundario.
                            Se exhibió tan concreto
que me obligó a eludir cualquier insinuación
de existencia sumada.
Se reunía en sí sobre mi palma,
en pedestal, severo. Su color
-una herrumbre muy bella, ya inmutable-
lo mantuvo cerrado a la tensión
del agua fragorosa y de los farallones,
como si no contasen.
El rumor de los pinos se desleía en torno.
Mi mano no era nada. Yo fui nadie.


                                     de “Corteza de abedul”. Tusquets, 2016


sábado, 18 de junio de 2016

ANTONIO MORENO



La voz de un mirlo,
sin saberlo, me apremia
tras una tapia.




Oh Dios...De pronto
cada miga del mundo
es puro estreno.




Turbada noche
de hospital. Al salir,
unos gorriones.




Mastico a veces
como aquel muchachito
que comulgaba.




Cuánto se esfuma
en el carmín que incendia
la buganvilla...


       de "Unos días de invierno" Renacimiento, 2016.






martes, 7 de junio de 2016

TRES HAIKUS DE JOSÉ LUIS PARRA






Olor a légamo,
el viento zarandea
ropa tendida.





Rompe la frágil
hierba la losa firme
del pavimento.





Pétalo a pétalo
voy libando la flor
de la alcachofa.


                                 de "Hojarasca" Editorial Renacimiento.

Para saber más del autor: https://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Luis_Parra

sábado, 4 de junio de 2016

TRES POEMAS DE VICENTE GALLEGO



CANTO XIX

Y cuando ya se ha visto
que nos despierta el día, que la noche
trae pronto su descanso,
que repartir el pan de tanto gozo,
que son las estaciones una cosa
sencilla de pasar
-flores, hojas difuntas-,
qué vuelo el corazón, cómo ya todo
encuentra su lugar en estas manos
rendidas, estas manos
de llevarnos a bien con lo de hoy:
suavemente tomar
de la cesta cerezas, y encontrarnos
con la fruta pelada,
con que hay un mediodía en la justicia.



CANTO XXVI

A quién le cabe duda de que fueron
obedientes las aguas del Mar Rojo,
¿no se abren aquí
-y no es menos tremendo de creer-
los pétalos de grana de una rosa?



CANTO XXIX

Ha venido a dormirse
un cabello de sol sobre el cristal.

En el vaso, el clavel
¿qué hondura le ve al agua?

Todo esto es demasiado a todas luces.

¿No veis que va a llevarnos
a alguna perdición?

                                             de “Ser el canto” Visor.

sábado, 6 de febrero de 2016

UN POEMA DE JOSÉ ANTONIO MUÑOZ ROJAS

  
 I


SEÑOR que me has perdido las gafas,
por qué no me las encuentras?
Me paso la vida buscándomelas
y tú siempre perdiéndomelas,
me has traído al mundo para esto,
para pasarme la vida buscando unas gafas,
que están siempre perdiéndoseme?
Para que aparezca este tonto
que está siempre perdiendo sus gafas,
porque tú eres, Señor, el que me las pierdes
y me haces ir por la vida a trompicones,
y nos das los ojos y nos pierdes las gafas,
y así vamos por el mundo con unas gafas
que nos pierdes y unos ojos que nos das,
dando trompicones, buscando unas gafas
que nos pierdes y unos ojos que no nos sirven.
Y no vemos, Señor, no vemos,
no vemos Señor.

                    De Objetos perdidos. Editorial Pre-Textos.