lunes, 20 de julio de 2015

UN POEMA DE JOSÉ MANUEL BENÍTEZ ARIZA



CONCIERTO


AHORA pulsa el canalón
y la nota metálica percute
en algún olvidado sentimiento de culpa.

Tan sólo yo la oigo.

Avanzo un paso más y me sorprende
un rumor de corriente subterránea.

(Una mano rasando un arpa.)

Y luego soy yo mismo el instrumento,
y suenan en mi espalda las notas en sordina
de un pizzicato tenue,

mientras la calle entera alza su canto unánime de río desbordado.

Me he cruzado con hombres embozados
que venían, quizá, de apalear a un mendigo
o de robar un banco.

A esa mujer la tela de la falda
se le ciñe a los muslos
como los pliegues de una túnica
al cuerpo de una estatua.

Mi deseo resbala entre las piernas.

La ciudad se deshace.

Como ropa mojada
pesan sus injusticias sobre mí.

Suena un redoble de tambor.

Y no me canso de escucharte,
ensimismada multiinstrumentista,
lluvia.

    De “Panorama y perfil”. Editorial Libros Canto y Cuento

martes, 7 de julio de 2015

TRES POEMAS DE JESÚS MONTIEL


VISITA AL MUSEO

Niños terrícolas del siglo treinta:

mirad lo que llamaban los antiguos un bosque.
Entonces las especies vegetales
brotaban a su antojo de la tierra,
se hermanaban formando laberintos
rebosantes de vida.
Los árboles crecían, se estiraban
como sueños borrachos de tormenta
y en sus copas el viento cantaba con el pájaro.

-la extrañeza les abre la boca y la mirada-

mirad lo azul que entonces era el cielo
-se escuchan expresiones de sorpresa-
la belleza del campo amanecido.
Observad las estrellas coronando la noche,
flotando como adornos navideños
de un altísimo abeto.

Mirad un hombre de hace nueve siglos
absorto en la visión de unas montañas.

-¿Qué fulge en su mirada? ¿Qué luz hay en sus ojos?-

Es lo que los antiguos llamaban el Asombro

      
de "Placer adámico". Servicio de publicaciones Universidad Complutense de Madrid.






MONÓLOGO DEL PARADO

        NO siembran ni cosechan
las jodidas palomas que se hartan
del maná que las mesas de los bares prodigan
-me alegra que esos niños
interrumpan su cena
                              detrás de una pelota-.

         No hilan ni trabajan esos lirios
que se ponen de agua hasta las cejas
revestidos de lluvia en los parterres,
ni tampoco los árboles que orillan la avenida
ni este horrible mosquito
que succiona mi sangre atribulada.

Yo que siembro los mapas de currículos
            y trenzo con angustia las hojas del futuro,

cruzadas las fronteras del Edén
no puedo tan siquiera someterme
al mandato divino
          de ganarme sudando el alimento.


                               de "Insectario". Ediciones Rialp. Adonáis. 







NOTICIA

AYER eras un hombre cotidiano.

Suponiendo la vida para siempre
el tiempo lo ocupabas
rumiando las facturas,
y escalabas las horas que se iban
-alpinista del tedio-
como el agua de un río que nunca desemboca.

Mas de pronto la vida te sacude
igual que puñetazo
cambiando la expresión adormecida
de tus días normales
                              por otra de sorpresa.

Te dicen que tu hijo tiene cáncer
y un hombre desigual
-recóndito hasta entonces-
ocupa tus jornadas preguntando tu rumbo.

Y empiezas a dudar del horizonte.

Descubres que en la niebla del futuro
se esconden las murallas
tramposas de la muerte.

     de "La puerta entornada". Editorial Libros Canto y Cuento.