No es definible la palabra
río:
río es cuando nos llega su agua mansa;
también es cuando el agua baja rauda,
o sube en busca del renacimiento.
Tampoco es definible cielo:
cualquier nube interpuesta lo malogra.
Aunque si escribo cielo en un papel
puede que ese papel se tiña azul
y puede que aquel río indefinible
resurja bravo y curvo
y en sintonía queden río y cielo
atravesándose uno al otro
y lo que fue papel quedara en lienzo
de lo posible y lo probable,
de lo callado y de lo dicho.
El vacío tampoco es definible:
no existe como tal aunque está en todo.
Si ahora viniera el cielo y lo tapara,
o el río lo creyera sedimento,
si quedara el papel en blanco,
si quedara borrado todo,
¿no quedaría un resto de algo?
incluso si no hubiera habido nunca
río, cielo, papel o mano,
¿no quedaría entonces la posibilidad?
¿no somos eso nada más?
¿la posibilidad de lo improbable?
En el momento en que lo nombras, deja de existir por sí mismo para quedarse en tu voz y, después, desaparecer con ella.
ResponderEliminarMe encanta, José Antonio. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarQue buen poema, que bueno, y cuanto me ha gustado, José Antonio.
Me crea muchos pensamientos, los versos son como los peldaños de una escalera que va llevándome no arriba, sino adentro.
¿Seremos polvo, agua?
¿Seremos la improbable posibilidad de una probabilidad también improbable?
Gracias.
Un abrazo, saludos cordiales.
m.
Gracias Elena, nombrar algo es darle apariencia, vestirlo.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
Muchas gracias Ío,es bastante improbable saber qué somos, aunque para algo se inventó la palabra "posible".
Un abrazo.
Os deseo unas fiesta provechosas!
precioso poema Jose Antonio, muchas felicidades para ti, desde tenerife, Feliz Navidad, un beso de arcoiris.
ResponderEliminarUn abrazo Mery. Te deseo lo mejor, muy buenas fiestas.
ResponderEliminarDe tu poema sí queda un resto: un resto de sensaciones. Siempre me haces pensar en lo improbable. Felices Fiestas, poeta.
ResponderEliminarFelices Fiesta, Susana.
ResponderEliminarUn abrazo.
En mi modesta opinión, y con un fin constructivo, te comento que escribes demasiadas palabras. Para no decir nada, no hace falta escribir tantas, y a menudo muchas menos para decir algo. Quien no aprende a callar, no logrará escribir más que vaguedades.
ResponderEliminarAnónimo, es posible que tengas razón, incluso diría más, es probable que la tengas.
ResponderEliminarGracias por opinar, aun siendo de forma anónima.
Un poema que engancha la mente para acompañar sus pasos. Me ha guestado. Y he comprobado que mi manera de escribir versos se parece mucho a la tuya. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Luis, por comentar. He pasado por tu blog y leo que pronto te publicará la editorial Celesta. Tuve la ocasión de conocer al editor en Madrid. Estaré al tanto de la salid de tu libro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Acabo de aterrizar en estos espacios, y lo único que se me ocurre es decir que me encantó el poema. Sin palabras de más o de menos. Que, entre líneas, lo improbable cobra cuerpo.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias, Vicent, por tus palabras. Otro saludo para ti.
ResponderEliminar