Hay dos opciones contrapuestas:
cruzar la calle o no cruzarla.
Aunque también pudiera haber alguna opción más.
La opción de ver pasar la gente
de una acera a otra,
siguiendo el hilo intermitente
que une las dos laderas del abismo.
Está la opción de estar parado
en el escaso punto que aún queda
entre lo que acontece y sus derivas.
Aunque también está la opción
de borrar calle y punto, incluso gente,
pasar al mundo del olvido todo.
Pero, eso sí,
dejando sólo el hilo que sustenta
los bordes adyacentes de lo incierto.
A mi me encanta cruzar las calles, incluso cuando están en obras. Tienen su misterio, como bien lo apuntas en tu poema.
ResponderEliminarSaludos.
Mi querido amigo, este poema se ha llevado mi tiempo por un buen tiempo. He leído y releído hasta casi aprenderme de memoria hasta las comas, sin prisa, sin más intención que recorrer su extensión y dejarme ir en su ritmo y en sus letras.
ResponderEliminarPara mi, uno de los mejores poemas que he leído en tu blog y en otros muchos.
Un fuete abrazo
Gracias, Luis. Eres muy generoso. Me alegra mucho que te haya llegado.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo!!
Siempre hay más opciones, aunque en algún momento no parezcan posibles.
ResponderEliminarMe ha gustado este poema-reflexión.
Siempre hay opciones, Maite. Lo dificil es acertar con cual. Me alegra tu re-flexión.
ResponderEliminarMe encanta. Y al viejo de mi poema le encantaría pararse en esa calle. Y mirar.Abrazos
ResponderEliminarFelicidades por tu merecido premio, no sé si a un poema o un libro.
ResponderEliminarEste poema me recuerda, en su indecisión, al que escribiste sobre el viajero que deja pasar el tren. Veo que esa rara sensación te sigue ocupando y que le sigues dando vueltas; tú, tan lúcido, ¿todavía no has resuelto el problema?
Un abrazo
Elvira
Gracias Rodolfo por pasar y mirar.
ResponderEliminarGracias Elvira, ni poema ni libro, igual te refieres a eso tan cursi que ahora llaman plaquette. Qué palabra, igual de fea que gotelé.
Y sí, las dudas persisten, debe de ser algo genético.
Abrazos!!
Mirada especulativa e incesante sobre la misteriosa realidad de todos los días.
ResponderEliminar¡Pero no sigas sacando poemas aquí, que luego no valen para concursar!
"Pasar al mundo del olvido todo" excelente endecasílabo, José Antonio. Digno de ser subrayado y citado. "Si pierdo la memoria, qué pureza", escribió Gimferrer en "Arde el mar".
ResponderEliminarGracias José María, gracias Blanca. Orihuela en mayoría.
ResponderEliminarAbrazos a ambos
FERROCAT
ResponderEliminarCuando dos vías se cruzan hay tres opciones:
seguir adelante sobre la misma,
cambiar,
bajarse del tren en marcha.
La tercera es el último recurso
e implica cierto esfuerzo físico
para romper la ventanilla
y posiblemente algún hueso roto por el impacto.
La primera opción es la más cómoda.
La segunda, la más inexplorada.
De cualquier forma
SIEMPRE resulta complicado.
Y lo mejor de todo:
sin depender de lo que elijas
termine como termine
aprenderás algo.
Gracias Nuria. Siempre hay opciones, siempre. Lo dificil es elegir la adecuada. ;))
ResponderEliminarGimferrer escribió "Si pierdo la memoria, qué pereza", pero se apropió de la errata que se coló, que hacía mejor el verso.
ResponderEliminarOtro ejemplo: Alfonso Reyes se apropió de "Mar adentro de la frente" cuando en realidad había escrito "Más adentro de la frente".
A veces las erratas mejoran el original.
No en el caso de esos versos tuyos, José Antonio, que están muy bien sin erratas.
Un amigo sin cara.
Amigo sin cara, a ver cuando te presentas o re-presentas.
ResponderEliminarSencillamente maravilloso.
ResponderEliminarBorrar la calle, sí, pero no a las personas. Construir un nuevo trazado urbanístico.
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