martes, 31 de enero de 2012

IMAGINARIUM

                                  Poema visual de José María Piñeiro

Entre el final de una palabra
y el comienzo de la que sigue
queda un espacio que es de nadie.
Como un hueco, sin más, donde no hay nada.

Igual que un mar al encogerse
que va dejando conchas vacías como prueba.
O un soplo de aire respirado
que deja un tiempo a que se forme el otro.
O el hilo resistente de un collar
donde una bola enhebra a la siguiente,
y así mantiene su continuación.

Esa zona que queda oscura,
                                          que no se ve,
que está vacía en apariencia,
es la fibra, la cuerda que recoge
como un gancho, el mensaje oculto
que permanece fuera de la frase.

Estar en esa parte del espacio,
ese medio sin aire y sin perímetro,
sin poder agarrarse a nada sólido,
es volver a un lugar que conocemos.
Aunque no se recuerde si hay salida.

Aunque,
estar en el final o en el comienzo,
en algo o en la nada,
es lo de menos, siempre que un lugar
nos lleve al otro más callado.

Aunque el camino sea todo un hueco.
Aunque ni eso siquiera sea.

martes, 24 de enero de 2012

OTRO POEMA SIN TÍTULO APARENTE

                                      Foto de Maia Flore


Preparar la hoja y escribir lentamente.
Al rato cierto leer lo que ha quedado.

Si leemos la palabra vida
se ha de parar y abrir una ventana:
veremos que una rama nueva nace,
también que viene un niño a saludar.
Se verá un pájaro perder su presa,
y si se mira bien
sabremos ver la misma cosa
mirando al exterior o al interior,
mirando hacia fuera o desde fuera,
estando la ventana abierta
o sólo abierta la mirada.

Si se lee la palabra muerte
se debería de seguir leyendo,
hasta dar con la letra que se esconde
o el signo que la acorta.
Toda palabra neutra viene
para igualar al oponente,
hasta llegar
al estadio anterior a algún lenguaje,
como un silencio que nos suena
o ese rayo que avisa
antes de oírse su desgaste.

Pero si nada queda en la hoja,
si no hay palabra escrita
después del gesto de escritura,
es que supuestamente la hoja vino tarde.
O que en el aire se hizo el gesto.
O que nunca hubo gesto ni hoja.
O que algo quedó escrito pero
                                             en otra lengua.

miércoles, 18 de enero de 2012

DIEZ MANOS PARA UNA SOLA

martes, 17 de enero de 2012

UN POEMA TONTO

Cuando quiero decir,
                                no digo.
Pues, así, sin haberlo dicho
es como si dijera
lo que por no decir, me callo.

El no decir ya dice.
Por eso nunca digo cuando digo,
pues no hay necesidad de que se diga
lo que, sin duda, no se dijo nunca.

¿Para qué necesariamente oídos?
¿Para qué necesariamente voz?
¿Para qué repetir lo mismo siempre?

Si, al fin y al cabo
decir, lo que es decir, ya dije.

Y si no fuera así, que no dijera,
ahora está dicho.
                          Digo…

martes, 3 de enero de 2012

SUEÑOS

                    Fotomontaje de Juan Bautista Morán

Apaciguar el sueño
sobrellevado en la deriva.
Descansar en el brazo que me acoge
en la rutina de su compostura.
Apartar esa arruga que me aprieta
el lado inédito del lóbulo.
Borrar alguna página
donde quedó escondida la apariencia,
y redactar algún recuerdo nuevo
en papel fino de calcar.
Aunque, eso sí, olvidarme
de los lápices masticados
y esas gomas que sólo quitan,
que disimulan, que se olvidan
de adecentar el hueco que dejó la traza.
Saborear el color de la acuarela
sin olvidar el dorso, a manos llenas,
si eso es posible,
y hacer, después, burbujas llamativas,
aunque no antes de la hora de la siesta.
Mirar esas burbujas: cómo
se quedan en vestigio, en evidencia.
Dejar que hibernen las libélulas,
ya saldrán, ya,
en el espacio cóncavo del nudo.
Buscar siempre la parte blanda
del interior de un verbo desgastado.
Notar el vértigo
de la curva que aloja un precipicio
y que se expanda el cosquilleo.
Hacer humo del último cigarro,
consumida la furia de la piedra. 

Con su peso, se cierre el párpado.

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