miércoles, 26 de octubre de 2011

Pasen y vean...

martes, 18 de octubre de 2011

PAISAJES





Fotomontaje de Juan Bautista Morán



He vivido en el filo de las cosas.
Donde la espera sólo es síntoma
de una necesidad imperdonable.
Allí la hamaca se adormece quieta
esperando una brisa con calor
o el aliento perdido sin un dueño.

Siempre encendía un fuego en un pedrusco
para dar llama y luz
a unos paisajes sin cortinas.
Acumulaba bienes en la entrada
de una cueva pintada al carboncillo.
Allí, entre sombras y cartones,
quedaban esparcidas las pestañas
por un líquido suelo sin riachuelos,
al raso, sin abrigo; y a la vista
los anillos de algunos troncos viejos.
Allí, palpando siempre,
las manos fueron recogiendo muestras,
palabras, primerizos prólogos
con un sonido tartamudo.

Allí, sin velas, con la indecisión
del vértigo, se dibujó el comienzo
de una afónica nota superpuesta,
una firma sin dueño, un garabato
en una esquina, con la mano tonta,
vocales en un verbo mal cosido,
al fin y al cabo, notas musicales
que agrandan la rendija de la cueva
sin ventanas, sin puertas y con hebras
que tejen el dibujo de un pestillo.

Vuelto el sol, queda ropa en el poema.

sábado, 15 de octubre de 2011



         "Si no formas parte de la solución, formas parte del problema"

martes, 11 de octubre de 2011

VACÍO

Hoy vengo de vaciarme,
de agarrar el papel por las esquinas,
las más lejanas al bolígrafo,
y forzar un sonido impertinente.
Vengo de apaciguar la cuerda
tanto tiempo apretada con desgana,
de destensar la coma que me impide
seguirle el ritmo a la evidencia
y de ponerle un calco a la palabra
para que marque fuerte en el papel
un verso principiante y espontáneo,
ese que siempre ansío y que no llega.

Tanto tiempo esperando nunca es bueno,
pues la ceja, al final, se queda fría
de estar atenta y preparada,
tanto que el párpado se encorva
roto su itinerario incuestionable,
ese que esconde voces indecentes,
esas que callan, que se amoldan,
que se van, que no vienen,
que están vacías como un hueco.

No puede ser lo mismo, yo me digo,
estar vacío que vaciarse, no,
no puede ser igual.

Hoy noto que la sal cae cristalina,
y ya es mucho, después de tanta lluvia.

Eso es que el cuenco está bebido.

miércoles, 5 de octubre de 2011

LA PROFECÍA

“Son las doce horas, un minuto y quince segundos”, oigo que me dice. Pero yo no le creo y vuelvo a mirar por la ventana. Aparenta que está todo normal: los niños jugando, el árbol con hojas… Igual es pronto todavía, me digo. Insisto y llamo nuevamente: “Son las doce horas, ocho minutos y treinta y un segundos”. Evidentemente hoy ha de ser el día, de eso estoy seguro. Aún así cojo el calendario y vuelvo a hacer los cálculos con esa aprensión que tienen los que temen haberse pasado de cuentas.