Cansado ya de consumir productos en su óxido,
acertijos en celofanes
me propongo experiencias nuevas,
levantar el visillo a las palabras
y abrir el aire,
aunque haya que encoger algún espasmo
o enmasillar alguna grieta
o algún relámpago que se me escape.
Cansado de la verborrea
me decido asistir al duelo,
donde palabra y verbo quedan liberados
del peso de su sombra, recogidos en su espiga.
Rebusco en cada esquina, en cada brote,
en cada callo de los huesos,
remuevo el cortinaje donde quedan
los ojos hibernados, escondidos en su concha
y sopeso mis fuerzas ya aburridas
embalsamadas en su plasma.
Cansado ya de tantas implosiones,
relleno de hormigón los laberintos,
recojo el leucocito
y espero que el lamento de una tiza en la pizarra
me haga escapar a rastras
por el resquicio que me queda,
la luz que da la anchura de un poema,
su seguimiento, su destello,
su fin,
su meta.
Eso sí amigo. Escaparse, abrir a sangre y fuego las grietas,crear la locura, sacarle las raíces a la lógica,escarbar la tierra de los caminos y que llegue el poema como gota de agua al labio seco. Y de paso rompamos las esferas de vidrio porque ya son dos y me están "estresando".
ResponderEliminarEscapar, romper con todo, y renovarse, sea como sea, aun por la rendija inexistente.
ResponderEliminarUn gusto leerte.
Besos
No a la rutina, no al aburrimiento, no a lo de siempre. una salida hacia la autocomplacencia y el disfrute de cada uno.
ResponderEliminarQue nada te aporte sufrimiento.
De pronto el poeta abre un resquicio a la palabra en todo su peso, con todo su explendor y dice lo que justamente quiere decir, sin muchos más alamares. Un grito, una declaración de principios. Genial.
ResponderEliminarTe felicito por este gran poema.
ResponderEliminarRealmente bueno.
Saludos.
Así como lo dices, así a veces nos sentimos y no sabemos expresarlo, gracias por hacerlo en nombre de todos aquellos que lo padecemos.
ResponderEliminarUn fraternal abrazo
Hacía días que no me asomaba por aquí, y encuentro que has pintado la casa y has cambiado el mobiliario. Me gusta, eso sí, que siga teniendo todo tu sello y que tus poesías no hayan cambiado el formato de geniales.
ResponderEliminarSi me lo permites, por aqui sigo, y además, encantada de hacerlo.
Ya veo que estás muy cansado del veneno inútil que lacera las palabra y que aspiras al mimo que las libere de miserias. El verso es, tantas veces, el bálsamo que precisan lenguas para ir conquistando almas.
Sin cansancio, te sigo leyendo
Amelia
Gracias por tus ánimos! ya vuelvo al ataque!!!
ResponderEliminarBEsos
Cita
Los poemas por más que nos empeñemos en domesticarlos, José Antonio, hacen siempre lo que les da la gana, por eso es igual que les esperes en la cuneta o que te rindas a sus pies, de todas formas se elevarán alcanzando la estatura precisa.
ResponderEliminarUn besote
Marian