LA INQUIETUD
I
OCTUBRE, un banco, al margen…
Caminaba a ningún lugar y de ningún
lugar volvía: no iba ni venía de hacer nada.
Un rincón apartado de una calle sin tráfico
acogía aquel chopo viejo y firme.
Me senté a respirar en el hierro oxidado
mientras la luz primera del otoño
danzaba alrededor.
Bajo un sol esparcido,
a punto de
agotarse
entre las macilentas paredes de las horas,
pude sentir el flujo de aquel árbol,
su savia,
adentro congregada.
II
Octubre, un banco, al margen…
Allí me demoré
en el leve aleteo
de unas hojas humildes, amarillas.
En el preciso soplo
que las llevaba al suelo.
De aquel día
me quedó una inquietud:
caer como esas hojas,
mansamente,
después de haber cumplido mi labor.
Entregarme callado,
no luchar contra el viento de los días.
de “Estar aquí” Libros Canto y Cuento, 2016
Preciosos. Gracias,
ResponderEliminarPienso como tú, Susana. Son realmente bonitos.
ResponderEliminarUn abrazo.