domingo, 16 de septiembre de 2012

ESTO NO ES UN POEMA


                  Ilustración de Alexander Jansson



Mirar el libro
para saber lo que acontece en él.
Abrirlo:
una apertura siempre es un comienzo.
Juntar las letras en su posición,
respetando las comas y su ritmo.
Sentir la historia
como quien siente un pulso que no calla.
Palparse la dilatación.
Parar
en el punto primero que encontremos
y coger aire,
poco, pues viene la continuación.
Seguir la línea de la frase
uniendo línea, idea, idea y línea.
Y llegado al final del texto
notar el vértigo
de lo que dice y que no pone,
la sensación del límite del habla.
eso que está pero no vemos.
Cerrar el libro
como quien cierra un hecho consumado.
En ese instante, en un lugar cualquiera,
habrá quien abra el mismo libro
aunque leerá distintas letras.
Guardar el libro:
en la ventana se posará un pájaro.