Foto de Pedro Meyer
de decidir preguntas sin sentido
como la que se dice todo el mundo,
esa que empieza tan valientemente
que de dónde venimos, y a mí qué,
o a donde vamos, que es peor.
No es cuestión de saber,
ni tan siquiera preguntar
que quienes somos, para qué.
Y digo yo,
no es más decente estar, tan sólo estar,
decir lo justo y necesario,
como la sopa no me gusta,
la encuentro fría o está algo seca,
y dejar las preguntas sin motivo,
esas que cuesta verle una salida,
a esos niños molestos, tan sabiondos,
que acabarán los pobres siendo hombres,
con lo que eso conlleva, mal asunto,
en vez de piedra, que no duele, o río
que se amolda, se deja, que no mancha.
A estas alturas mi preocupación
es saber cómo y cuándo,
mirar que no se acerque más lo negro,
y estar atento a nada que ya es mucho.