¿Sabes lo malo de ciertas esperas? Pues que son eternas. A veces esperamos un tren que nunca va a venir, y otras, sencillamente esperamos en vía muerta.
Ja, Ja, ja, me ha gustado tu comentario. Muchas veces ocurre que esperamos en el sitio no apropiado o a esa persona que seguramente nunca vaya a venir. Yo creo que lo mejor es montarse en el tren, aunque sea en marcha. Ya habrá tiempo de bajarse en la proxima. Un abrazo, Psique.
Me ha gustado este breve poema que tanto dice y que me resulta tan afin a mis inquietudes, aunque ultimamente, como un naúfrago me siento a la orilla del mar y espero... "quien sabe que traerá mañana la marea" Un gusto haber encontrado una poema reflexivo que tan bien me cabe. Un abrazo, compa
Bueno, es otra forma de esperar, para mi gusto mejor en la orilla del mar que en una fría estación. Pero mejor aún, con una caña de pescar, por si acaso cae algo. Gracias, Gus, por tu siempre interesante comentario.
Gracias, Segis, pues ya te aviso, sobre todo para mi desgracia, que de estos vas a leer pocos, pues parece que la métrica y yo estamos peleados y que yo reuerde nunca le he hecho nada. Agradezco mucho tu comentario pues anima mucho. Gracias por el aviso del feed, que no sé ni lo que es, creo que ya lo tengo solucionado. Un fuerte abrazo.
José Antonio, también yo celebro inmensamente haber llegado a tu página. Me ha encantado la intensidad de este breve romance y te dejo mis sinceras felicitaciones, amigo, por escribir con tanta sensibilidad.
Kuban, estoy muy agradecido por tu visita a este humilde Blog y deseo sinceramente que vuelvas, pues eso me indicará que voy por buen camino. Un abrazo para ti.
Bueno, Aniki, sólo hay que mirar la foto de mi perfil y verás que no todos los espejos son claros. Los que a mí me gustan son los que enseñan lo que no se ve, ¿o es al revés? que no enseñan lo que se ve, bueno, eso. Un placer tenerte por aquí.
José A: Bien paradójico tu poema, tal vez pone a pensar que aunque no lo sepamos del todo, siempre estamos en la espera porque somos paisajes incompletos. Un abrazo.
Muy profesional ... tu me entiendes. Es para mi esa la sensación de cuando veo llegar un tren, uno parece que siempre esté esperando a alguien, aunque no esperes a nadie.
Pues sí, Clara, nunca acaba de pintarse nuestro cuadro, tal vez sea eso lo bonito que, como dices, nuetro paisaje esté inacabado, siempre esperando. Un abrazo.
"no espero a nadie
ResponderEliminarpero espero a quién sea"...
¿Sabes lo malo de ciertas esperas? Pues que son eternas. A veces esperamos un tren que nunca va a venir, y otras, sencillamente esperamos en vía muerta.
Un beso
PSIQUE
Ja, Ja, ja, me ha gustado tu comentario. Muchas veces ocurre que esperamos en el sitio no apropiado o a esa persona que seguramente nunca vaya a venir. Yo creo que lo mejor es montarse en el tren, aunque sea en marcha. Ya habrá tiempo de bajarse en la proxima.
ResponderEliminarUn abrazo, Psique.
Me ha gustado este breve poema que tanto dice y que me resulta tan afin a mis inquietudes, aunque ultimamente, como un naúfrago me siento a la orilla del mar y espero...
ResponderEliminar"quien sabe que traerá mañana la marea"
Un gusto haber encontrado una poema reflexivo que tan bien me cabe.
Un abrazo, compa
Bueno, es otra forma de esperar, para mi gusto mejor en la orilla del mar que en una fría estación. Pero mejor aún, con una caña de pescar, por si acaso cae algo. Gracias, Gus, por tu siempre interesante comentario.
ResponderEliminarPues a mí, esta espera en romance heptasílabo con pentas de cabo, me ha gustado lo que más de lo que te leído.
ResponderEliminarEl texto, conciso pero irrebatible y el final muy efectivo.
Sinceramente, éste me ha gustado mucho.
Un abrazo,
Segis
P.D. Revisa tu feed, el blog no se te actualiza en los buscadores.
Gracias, Segis, pues ya te aviso, sobre todo para mi desgracia, que de estos vas a leer pocos, pues parece que la métrica y yo estamos peleados y que yo reuerde nunca le he hecho nada.
ResponderEliminarAgradezco mucho tu comentario pues anima mucho.
Gracias por el aviso del feed, que no sé ni lo que es, creo que ya lo tengo solucionado.
Un fuerte abrazo.
Celebro enormemente hacer llegado hasta aquí. Un abrazo. Volveré.
ResponderEliminarJosé Antonio, también yo celebro inmensamente haber llegado a tu página. Me ha encantado la intensidad de este breve romance y te dejo mis sinceras felicitaciones, amigo, por escribir con tanta sensibilidad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Kuban, estoy muy agradecido por tu visita a este humilde Blog y deseo sinceramente que vuelvas, pues eso me indicará que voy por buen camino.
ResponderEliminarUn abrazo para ti.
Muy agradecido por tu visita, Candela, y por tus palabras que realmente me animan. Es un autentico placer tenerte por aquí.
ResponderEliminarUn abrazo.
Que así sea, claro y brillante como un espejo.
ResponderEliminarHermoso texto el tuyo.
Besos. Aniki.
Bueno, Aniki, sólo hay que mirar la foto de mi perfil y verás que no todos los espejos son claros. Los que a mí me gustan son los que enseñan lo que no se ve, ¿o es al revés? que no enseñan lo que se ve, bueno, eso.
ResponderEliminarUn placer tenerte por aquí.
José A: Bien paradójico tu poema, tal vez pone a pensar que aunque no lo sepamos del todo, siempre estamos en la espera porque somos paisajes incompletos. Un abrazo.
ResponderEliminarMuy profesional ... tu me entiendes.
ResponderEliminarEs para mi esa la sensación de cuando veo llegar un tren, uno parece que siempre esté esperando a alguien, aunque no esperes a nadie.
Pues sí, Clara, nunca acaba de pintarse nuestro cuadro, tal vez sea eso lo bonito que, como dices, nuetro paisaje esté inacabado, siempre esperando.
ResponderEliminarUn abrazo.
Te entiendo, Santi, si es que eso de los trenes lo tenemos en la vena y, claro, sin querer sale.
ResponderEliminarUn saludo, don Asobine.
Una espera de musicalidad que expande cualquier circunstancia.
ResponderEliminarAbrazos para vos José y que siga la poesía en este tren que nos vuelca.
Anna Francisca
Gracias, Anna, eso deseo yo también, que siga la poesía.
ResponderEliminarte envío otro abrazo.