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Es todo un ir subiendo.
Como esa hormiga que buscando tiernas
hojas se acerca al borde mismo.
Todo es subir,
hacia arriba, hacia abajo o a los
lados,
según la posición de la escalera.
Como un ciervo que sube cuando monta.
Como una hembra que sube al ser
montada.
Como la hormiga
asomada al abismo del peldaño.
Hasta la araña sube
al saber del temblor de alguna
hormiga.
Y sube el hombre
cuando encuentra la recta que lo
lleva,
aunque su sombra vaya por delante,
como bajando,
mientras baja la hormiga al ver la
araña
y baja el ciervo al terminar la
monta,
y la hoja se desprende y cae del
árbol,
y escupe tela aquella araña
que nos obliga a estar inmóviles,
sin vibración ninguna.